miércoles, 1 de julio de 2015

DON QUIJOTE Y GRECIA

LA MUERTE RONDA POR GRECIA

María Luisa Arnaiz

Serge Marshennikov

   Ha regresado don Quijote a su casa y dormido en su cama. Abre los ojos y comienza a hablar: “¡Bendito sea el poderoso Dios que tanto bien me ha hecho!... Yo tengo juicio ya, libre y claro, sin las sombras caliginosas de la ignorancia, que sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda (lectura) de los detestables libros de caballerías. Ya conozco sus disparates y sus embelecos… Yo me siento, sobrina, a punto de muerte; querría hacerla de tal modo, que diese a entender que no había sido mi vida tan mala, que dejase renombre de loco; que puesto que lo he sido, no querría confirmar esta verdad en mi  muerte… ya no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano… ya conozco mi necedad”.
   Mientras el escribano transcribe su testamento, se interrumpe para decirle a Sancho: “Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en el que yo he caído, de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo”. Luego se dirige a los presentes: “Señores, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño. Yo fui loco, y ya soy cuerdo: fui don Quijote de la Mancha, y soy agora… Alonso Quijano el Bueno. Pueda con vuestras mercedes mi arrepentimiento y mi verdad volverme a la estimación que de mí se tenía”.
   Dicta las mandas y pierde el conocimiento. Pasa tres días entre vahídos y al cabo recibe “todos los sacramentos” abominando “con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías”. Muere.


   ¿Recobrará Grecia el juicio y "morirá" dentro del sistema como don Quijote? Aunque todavía crea en ellos, sé que los engranajes trituran los sueños.

En prensa el 25 de enero de 2016: "A un año de su victoria, Syriza ha vendido su alma al poder".

martes, 1 de julio de 2014

ETERNO RETORNO

LIBERTÉ

María Luisa Arnaiz

En la España del XXI reescribo tu nombre.

Andrés Castellanos

En mis cuadernos de escolar
en mi pupitre en los árboles
en la arena y en la nieve
escribo tu nombre.

En las páginas leídas
en las páginas vírgenes
en la piedra la sangre y las cenizas
escribo tu nombre.

En las imágenes doradas
en las armas del soldado
en la corona de los reyes
escribo tu nombre.

En la selva y el desierto
en los nidos en las emboscadas
en el eco de mi infancia
escribo tu nombre.

En las maravillas nocturnas
en el pan blanco cotidiano
en las estaciones enamoradas
escribo tu nombre.

En mis trapos azules
en el estanque de sol enmohecido
en el lago de vivientes lunas
escribo tu nombre.

En los campos en el horizonte
en las alas de los pájaros
en el molino de las sombras
escribo tu nombre.

En cada suspiro de la aurora
en el mar en los barcos
en la montaña desafiante
escribo tu nombre.

En la espuma de las nubes
en el sudor de las tempestades
en la lluvia menuda y fatigante
escribo tu nombre.

En las formas resplandecientes
en las campanas de colores
en la verdad física
escribo tu nombre.

En los senderos despiertos
en los caminos desplegados
en las plazas desbordantes
escribo tu nombre.

En la lámpara que se enciende
en la lámpara que se extingue
en la casa de mis hermanos
escribo tu nombre.

En el fruto en dos cortado
en el espejo de mi cuarto
en la concha vacía de mi lecho
escribo tu nombre.

En mi perro glotón y tierno
en sus orejas levantadas
en su patita coja
escribo tu nombre.

En el quicio de mi puerta
en los objetos familiares
en la llama de fuego bendecida
escribo tu nombre.

En la carne que me es dada
en la frente de mis amigos
en cada mano que se tiende
escribo tu nombre.

En la vitrina de las sorpresas
en los labios displicentes
más allá del silencio
escribo tu nombre.

En mis refugios destruidos
en mis faros sin luz
en el muro de mi tedio
escribo tu nombre.

En la ausencia sin deseo
en la soledad desnuda
en las escalinatas de la muerte
escribo tu nombre.

En la salud reencontrada
en el riesgo desaparecido
en la esperanza sin recuerdo
escribo tu nombre.

Y por el poder de una palabra
vuelvo a vivir
nací para conocerte
para cantarte
Libertad.

 “Poésie et vérité”, Paul Éluard, 1942

domingo, 8 de junio de 2014

SUEÑOS AZULES

“LA PIPA DE KIF”, VALLE-INCLÁN

María Luisa Arnaiz

The Poet, David Wells

   Valle-Inclán reunió sus tres poemarios, “Aromas de leyenda”, “El pasajero” y “La pipa de kif”, bajo el título de “Claves líricas”. El poeta alude al hachís en el título del tercero, que cual camino iniciático se abre alabando la droga para perder la consciencia, “en mi pipa el humo da su grito azul, / mi sangre gozosa claridad asiste / si quemo la Verde Yerba de Estambul”, y se cierra en medio de vapores de cloroformo, “y va mi barca por el ancho río / que separa un confín de otro confín”. Es una pose. Valle-Inclán no defiende los paraísos artificiales aunque lo parezca en “La tienda del herbolario”, donde enumera plantas estimulantes y alucinógenas, sino que se mofa de ellos en un brillante ejercicio estilístico, “¡Oh! Marihuana, verde neumónica, / cannabis índica et babilónica”, y acaba en esta pirueta “Se apagó el fuego de mi cachimba, / y no consigo ver una letra”. Siguiendo la estética de lo azul, tan cara a simbolistas y modernistas, el escritor asocia la droga a dicho color: “El opio evoca sueños azules”.

Blue Velvet, David Wells

   En algunos poemas hay pinceladas sociales centradas en grupos marginales, así en “¡Aleluya!”, “Yo anuncio la era argentina / de socialismo y cocaína. / De cocotas -putas de altos vuelos- con convulsiones / y de vastas Revoluciones”, en “Bestiario”, “Y la cotorra… / Feminista que disparata / en la copa del calamac -peyote-”, y en “Vista madrileña”, “Hay un zapatero / que silba a un jilguero / La Internacional”, pero, aunque el poeta critique las injusticias, no adoctrina sino que afirma en un giro grotesco e incoherente: “Llevo mi verso a la Farándula: / Anímula, Vágula, Blándula”.

Jessie, David Wells

   En cuanto a los ocho poemas sobre el crimen de Medinica, tan del gusto español por lo truculento, es de ponderar su disposición: en apariencia se trata de una historia cuyos acontecimientos se narran de forma lineal. En el primero, “El jaque de Medinica”, destaca la descripción del protagonista, “La jeta cetrina… / rapada la nuca / el habla rijosa, la ceja un breñal”. En el segundo, “Medinica”, la topografía, “Un pueblo con soportales / y balcones de madera”, y el retrato de los vecinos, “Pardillos de hablar adusto… / la cara el perfil de Augusto”. En “La infanzona de Medinica”, el tercero, hay una mujer de la más rancia oligarquía, “sangre de los Vargas”, avara, hipócrita, “Doña Estefaldina nunca fue casada… / odia a los masones, / reza por que mengüen las contribuciones… / oprime en las rentas a sus aparceros… / da buenas palabras al que llora pan”. El cuarto contiene el presagio de un agüero. Se titula “Tijeras abiertas”. Sigue “La coima”, en el que el jaque despierta a su amante, le “enseña el puñal / ensangrentado” y, lasciva ella, “se enciende amorosa y carnal”. En “El preso” camina “Entre Guardias Civiles, un hombre maniatado” y corre tras él su amante, caracterizada con “el ramo venusto” (de Venus, origen de 'ramera'). En el séptimo, “Garrote vil”, se asiste a la rutina diaria aun iniciándose unos preparativos, “¡Tan!, ¡Tan!, ¡Tan! canta el martillo. / El garrote alzando están”. Y en el último, “El crimen de Medinica”, estructurado en escenas como una historia de literatura de cordel, se asiste al crimen por analepsis, “Abren la puerta brazos armados… / sale una dama… / camisón blanco… / En la cocina tienen doblada / dos hombres negros a la criada… / sendos puñales… clavados… / pasa arrastrada, / de los cabellos, la encamisada… / ¡Madre! Qué grito del bandolero. / ¡Muerta!... / ¡Su propia madre canta el coplero”.

Red Velvet, David Wells


¡VACACIONES!

sábado, 7 de junio de 2014

HOMENAJE A KAFKA

“LA FIRMA”, WALTER BENJAMIN

María Luisa Arnaiz

Laurent Botella

   El escritor que se suicidó, o no, en Portbou (Gerona), cuando huía de los nazis, usó las “Anécdotas” de Aleksandr Pushkin para encabezar con el relato que copio su ensayo sobre Fran Kafka.

   Potemkin sufría depresiones más o menos periódicas durante las cuales nadie podía acercársele y la entrada a sus aposentos estaba severísimamente prohibida. En la corte no se mencionaban para nada sus dolencias pues era sabido que cualquier alusión al respecto provocaba de inmediato el enojo de la emperatriz Catalina.
   Una de esas depresiones del canciller se prolongó más de lo habitual, ocasionando graves anomalías. En los despachos se amontonaban los expedientes cuya resolución -que sin la firma de Potemkin era imposible- urgía la zarina. Los altos funcionarios no sabían qué hacer. En aquellos días Schuwalkin, un insignificante ujier, fue a parar casualmente a la antesala del palacio del canciller, donde, como era habitual, se encontraban los consejeros de Estado lamentándose y quejándose.
   - ¿Qué ocurre, Excelencias? ¿En qué puedo servir a sus Excelencias? -se hizo notar el solícito Schuwalkin.
   Le explicaron lo que sucedía y lamentaron no poder utilizar sus servicios.
   - Si no es más que eso, señores míos -contestó Schuwalkin-, déjenme los expedientes, por favor.
   Los consejeros, que nada tenían que perder, se dejaron convencer y Schuwalkin, con el fajo de expedientes bajo el brazo, se encaminó… a los aposentos de Potemkin. Sin llamar… accionó el pestillo de la puerta. La habitación no estaba cerrada con llave… En la penumbra se podía ver a Potemkin con su bata raída, sentado en la cama y mordiéndose las uñas. Schuwalkin se dirigió al escritorio, cogió la pluma y, sin decir palabra, la puso en la mano de Potemkin al tiempo que dejaba el primer expediente sobre sus rodillas. Después de mirar distraídamente al intruso, Potemkin firmó un expediente tras otro. Cuando el último estuvo listo, Schuwalkin abandonó… la habitación…
   Agitando triunfalmente los expedientes, entró en la antecámara. Los consejeros salieron a su encuentro y le arrebataron los papeles… Jadeantes, se inclinaron sobre ellos. Nadie decía una palabra; el grupo parecía haberse petrificado. El ujier se acercó… Sus ojos se posaron entonces sobre las firmas. Un expediente y otro, y otro más, todos estaban firmados: Schuwalkin, Schuwalkin, Schuwalkin… 

viernes, 6 de junio de 2014

ALMA REPUBLICANA

DE PARTE DE QUEVEDO

María Luisa Arnaiz

Bastian Lecouffe Deharme

   Dado que en España hereda la Corona el varón, ahora veremos un Felipe VI, del que todo son mieles, y un ex rey que va a ser obsequiado con un traje nuevo de emperador: el inverosímil blindaje. Será así porque han entrado en bureo dos partidos. Del que gobierna, no me extraña pero, del aspirante, qué decir de su “alma republicana”. Seguramente cumple la “Pragmática que han de guardar las hermanas comunes” de Quevedo: “Nos, el hermano mayor del Regodeo… A vosotras, las busconas, damas de alquiler, niñas comunes, sufridoras del trabajo, mujeres al trote, hembras mortales, recatonas del sexo, ninfas del daca y toma, vinculadas a la lujuria, lo cual traducido en castellano quiere decir cotorreras… Y porque ya que se peca, se peque con gusto… atento a las quejas de los represados coléricos, a quienes hacéis aguardar, os mandamos que no podáis dormir siestas solas, porque no se detenga el despacho… que son muchos los alterados que pasan extrema necesidad”. Laus Deo

jueves, 5 de junio de 2014

LA HIJA POETA DE LOPE DE VEGA

SOR MARCELA DE SAN FÉLIX

María Luisa Arnaiz

Vicente Romero

   Marcela, hija de Lope de Vega y Micaela Luján bautizada como de “padres no conocidos”, ingresó en el convento de las Trinitarias de Madrid a los 16 años, donde profesó en 1623. Su padre, que fue la comidilla de sus iguales, “… un viejo avellanado, / tan verde, que al mismo tiempo / que está aforrado de martas / anda haciendo magdalenos” versificó Ruiz de Alarcón en alusión a cómo alternaba las visitas a Marta de Nevares y al convento de la Magdalena (Lope había cantado misa en 1614), pidió “los mil ducados prometidos” al duque de Sessa, de quien era secretario, para afrontar la dote exigida por las religiosas (en 1627 le volvió a escribir: “He pagado… trescientos y cincuenta ducados, y las monjas... quieren su dinero”). Se dice que Marcela pudo tomar los hábitos bien por sus feas marcas de viruela, bien por comprender el alcance de la vergonzosa vida de su padre (sacerdote amancebado con Marta y alcahuete del duque), pero Lope aceptó su voluntad, “Marcela, de mi amor primer cuidado, / se trató de casar, y libremente / una noche me dijo el desposado”.

Vicente Romero

   La otrora aficionada al siglo, “Marcela pide… a V. E. doce varas de tafetán… para ropa y sayas, con ochenta y seis… de molinillos de seda” escribe el dramaturgo al de Sessa, pasó cinco años sin verlo (¿por orden de su comunidad?) y, digna heredera del talento de sus progenitores, no solo representaba en el claustro las obras teatrales que escribía, sino que dejó un buen legado poético como estas seguidillas:

Préstame tus ojos,
Amado mío,
que no quiero, mi alma,
ver con los míos.

Díganle a mi amado
que aquí me tiene,
y que trate a su Esclava
como quisiere.

   Tras el entierro de su padre dirigió al difunto una larga carta de la que extraigo: “A través del atrio pude observar el ingente cortejo que acompañaba vuestros restos, cuando un sobrecogimiento me aturdió y hube de apoyarme… para evitar desvanecerme. Era el pueblo de Madrid que os quiere, señor, y no os olvidará nunca… Sí, padre mío, yo encontré en vuestra confesión el desorden, la veleidad, el solapado orgullo y hasta el vicio. Pero también… virtudes excelsas y la sublime sensibilidad de vuestro espíritu”.

Vicente Romero

martes, 3 de junio de 2014

PROSTITUCIÓN Y MONARQUÍA

PECADOS SEGÚN ROMA

María Luisa Arnaiz

Joe Vélez

   Está documentado que Isabel la Católica autorizó la prostitución no solo para evitar el pecado nefando y el de bestialismo, sino por el bien de las costumbres (sirva de ejemplo la licencia concedida a Alonso Fajardo, Adelantado de Murcia, para controlar los burdeles del reino de Granada); también consta que su hijo, el príncipe Juan, había otorgado a su amigo García de Albarrátegui el privilegio de abrir una mancebía en Salamanca, cuyo beneficio rentaba unos cien mil maravedís al año (el concejo obtenía quince mil y el padre-putas, siete mil). “Lícito es para remedio de la lujuria el lupanar, aunque por ello se condenen las meretrices y pequen mortalmente cuantos las buscan” predicaba san Vicente Ferrer, que asimiló el pecado a delito penal (la prostitución no lo era). Durante el XVI y el XVII se produjo un inacabable debate en torno de la licitud de la prostitución y es de subrayar que la mayor o menor tolerancia en materia sexual de parte de la Iglesia católica se debió a la Monarquía; aunque la Contrarreforma contemporizó, “de la república Christiana, que permite la casa pública por estorbar el vicio nefando, se podía decir con Platón: Huyendo del humo, caí en el fuego”, el lucrativo negocio nunca escapó a la recaudación de las arcas reales ni sus víctimas a la Inquisición.

Joe Vélez

   Tocante a los sodomitas, traslado un hecho recogido en “Relación de la cárcel de Sevilla” por el abogado Cristóbal Chaves en 1585: vide azotar… un mercader que estuvo preso en esta cárcel… porque con un asta de lanza de poco más de tercia de largo y forma de natura de hombre… hacía en sí propio el mismo efeto que suelen hacer los sométicos (sodomitas) en otros hombres. Fue la sentencia arbitraria, y murió de los azotes”. En referencia al Tribunal de la Inquisición, se pueden leer procesos como el de una vecina de Antequera que en 1580 fue enjuiciada a causa de su oficio; la mujer alegó “que era verdad que había dicho que echarse los hombres con las mujeres de la mancebía no era pecado y que por entonces lo creyó ansí pues el rey permitía que hubiera aquellas casas”; o este de 1612 en el que Gonzalo García, un joven labrador, dijo que “no era pecado mortal echarse un hombre con una mujer soltera, queriendo decir que más pecado era echarse con una burra”.

lunes, 2 de junio de 2014

ABDICACIÓN DEL REY DE ESPAÑA

EL MAÑANA EFÍMERO

María Luisa Arnaiz

Josep Santilari

   El móvil. No puede ser casualidad el momento elegido por el rey para abdicar. Espigo aquí y allá en el siguiente poema de Machado y, aunque en apariencia la figura predicha recuerde a quien abdica, veo un “de tal palo, tal astilla” y siento martillearme el último verso:

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía…
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechura de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano…
Mas otra España nace…
España de la rabia y de la idea.

“El mañana efímero”, Antonio Machado

domingo, 1 de junio de 2014

CALDERÓN Y LA FLOR SOCIALISTA

JÁCARA DE CARRASCO

María Luisa Arnaiz

The Godmothers of Fashion, Malika Favre

   La casa de Tócame Roque, en que se ha convertido la de los socialistas, me ha hecho pensar en la calderoniana “Jácara de Carrasco”. Sustituyo al jaque protagonista por Rubalcaba:

- Preso he estado algunos días,
porque cierto amigo, a quien
le lié unas ligaduras…
Escapé, y busco a Pérez,
mozuela de tanta ley,
que se las puede apostar
a los vecinos de Argel.

   Sale Pérez (dejo imaginar su avatar):

- Yo, señores matasiete,
soy la Pérez de Jerez,
que en el fuego de mis ojos
al más crudo le asaré.
Quejoso tengo a Carrasco;
y aunque lo hice mal con él,
¡pardiez, que no pude más,
embarazada con diez!

   Cuando se ven, Carrasco se dirige a Pérez:

- Seora honrada, ¿era ya tiempo
de ver al hombre de bien?

- Bien venido, seor Chinchilla…
¡Ay de mí, que el nombre erré!

- Muy bien puede confirmarme,
pues ha obispado vucé.

- Una mitra no es milagro.

- Antes milagrosa fue,
pues estando el día sereno,
naranjas hizo llover.

- Pues tú fuiste cardenal
el día que yo obispé
y te dieron un jubón
que tú no mandaste hacer,
con los golpes muy espesos
y pegados del revés,
tan justos, que por mil partes
te hizo la sangre verter…

- ¡Linda flor la del Carrasco!

   (‘Obispar’, emplumar por hechicería; ‘mitra’, capirote de reo; ‘naranjas’, por reducción, fruta y hortalizas que se arrojaban a los condenados; ‘cardenal’, prelado y golpe; ‘jubón’, figuradamente. azotes en la espalda.) 

sábado, 31 de mayo de 2014

JUDIT Y EL GENERAL

BÍBLICA

María Luisa Arnaiz

Fongweil Liu

   Levanto el sitio y abandono el campo… La cita es para hoy en la noche. Ven lavada y perfumada. Unge tus cabellos, ciñe tus más preciosas vestiduras, derrama en tu cuerpo la mirra y el incienso. Planté mi tienda de campaña en las afueras de Betulia. Allí te espero, guarnecido de púrpura y de vino, con la mesa de manjares dispuesta, el lecho abierto y la cabeza prematuramente cortada.

Juan José Arreola